D. Antonio Amate Ortega

Bendición del Santísimo Cristo Yacente

Bendición del Santísimo Cristo Yacente

NUESTRO GOBERNADOR ANTONIO AMATE GARCÍA

Josemaría Francés Morillas.

           Antonio Amate García, ( 1.905-1.991 ) óptico de profesión, hijo de Jaén e inolvidable cofrade, dedicó junto a la Virgen de la Capilla, – a la que ofreció buena parte de su vida-  una ejemplar labor en pro de la Pontificia y Real Cofradía del Santísimo Cristo Yacente y Siervos de Nuestra Señora de la Soledad, especialmente en el tiempo que ejerció como Gobernador.

            Antonio Amate, no era ni fue un simple “ cofrade”. Fue un cofrade con mayúsculas. Cristiano con sus faltas como todo ser humano, pero que unió a su vida, las cofradías. En especial dedicando una década de las ocho que el Señor le otorgó, a servir a Cristo Yacente desde su Cofradía con la responsabilidad de Gobernador. Y de esa década destaca por su importancia la acción de la nueva hechura de la nueva Imagen del Santísimo Cristo Yacente.

            Parece ser que Antonio Amate, tío abuelo del que suscribe las presentes líneas, accedió al cargo para la Semana Santa de 1.958 ó para la Pascua.

El motivo claro es que para la Pascua de Resurrección de ese año, la Junta nueva estaba constituida y una representación oficial, accedía a felicitar la Pascua al Señor Obispo, el Reverendo Señor D. Félix Romero Mengíbar.

            De esa visita, y seguramente abordado temas de la Cofradía propiamente, el Sr. Obispo de gratos recuerdos y apoyos cofrades, les lanza a aquella junta que rondaban los sesenta años de edad media, un importante reto: ¿ por que no procesionar a un Cristo Yacente desnudo, sín urna alguna, para que el pueblo piadoso contemple el Cuerpo del Salvador, sobre el Sepulcro ?

            La idea fue recogida con entusiasmo, no sin algún que otro temor, por lo “ atrevido” ó notorio del posible cambio.

            Esta novedad, requería pues, la sustitución del actual Cristo Yacente, de escaso valor, y su urna, importante muestra de ebanistería cofrade.

La Junta encarga como bien conocemos la nueva talla a Constantino Ungetti y tras su ejecución, en 1.959 es bendecido solemnemente y procesionado en ese mismo año.

            Don Antonio y su Junta, giraron numerosas visitas durante el proceso de talla del Stmo. Cristo a la Sala de la Diputación Provincial donde el imaginero realizaba su trabajo.

Llegaron previamente a viajar a el Pardo ( Madrid ) para contemplar en el Palacio Real al Cristo Yacente de Gregorio Fernández sobre el cual se inspiró Ungueti.

            Personalmente, en mis recuerdos testimoniales de mi tío, recuerdo la estrecha colaboración del recordado Juan López Aguilar y de Don Sebastián Barajas y en menor medida su hermano Tomás.

Según manifestaba él mismo, este hecho supuso un importante revulsivo para la Cofradía. En esas mismas fechas ó posteriores, la Cofradía celebraba la bendición del nuevo altar, una losa de mármol blanco, con ara incluida, y que sería bendecida por el párroco D. Juan Chica Montijano*. Esta losa al parecer les costó a estos cofrades una importante suma de dinero.

            Debo a la vez a mi tio-abuelo el ingreso en nuestra Cofradía, allá por el año 1,987 cuando nuestra Señora de la Soledad, gracias a la apuesta de los miembros de la Junta de Gobierno de aquel año, se acuerda sea procesionada a “ hombros” desterrando – Dios quiera que para siempre – las ruedas neumáticas. De la mano de Antonio Amate, fui presentado al Gobernador ese año como futuro costalero. Por mi edad aquel entonces ( apenas tendria 16 años ) en principio me rechazaron de manera  inmediata, pero luego en vista de la necesidad pude desde ese Viernes Santo y de manera continuada hasta el año 1.994 portar sobres mis hombros a la Señora de San Ildefonso. Como suponemos que en esas épocas tal como ahora, la necesidad de dotar de buenos cofrades a las Juntas de Gobierno era imperiosa, Antonio Amate, “ forzó “ a entrar a la misma a mi abuelo materno D. Emilio Morillas Burgos que durante ya muchos años, actuó como Secretario General de nuestra Pontificia y Real Cofradía.

            Por último es importante recalcar el nacimiento del Yacente unido a “ Amate “, pues así se le conocía. Todos estaban muy orgullos de la obra en sí. Primero por estar salida de un jaenero como Ungetti  que apenas tenia imaginería religiosa en abundancia y segundo por su indudable mérito. No podemos olvidar la unión de Antonio Amate y la Virgen Santísima de la Capilla, Cofradía donde no llegó a ser Hermano Mayor pero sí destacadísimo miembro de Junta durante décadas. En esta época las pocas cofradías de San Ildefonso compartían dependencias para enseres y muchos como Antonio  Amate hacían “ doblete” estando a la vez en dos Juntas de Gobierno, pues la actividad anual no era la actual.

            Queda el recuerdo singular en su domicilio en la calle Bernabé Soriano número quince donde vivió toda la vida, una de las túnicas personales, de raso negro con el ave-maría bordada que tantos años lució el Viernes Santo.

            Conservaba Antonio Amate con celo un gran reportaje de fotografías de todo el periodo de casi dos años, que duró desde el encargo hasta la bendición, con instantáneas de todo el proceso . Boceto en barro, talla en madera, visitas del Obispo y autoridades, policromías, colocación sudario etc. Todo ello denotaba su orgullo por la obra en cuestión que resultó ser el hecho más sobresaliente de su mandato.

Recemos los cofrades por nuestros difuntos y en este caso por Antonio Amate, que como Cristo, yació y expiró una madrugada de un día 11 de mes ( no podía ser otro ) de Marzo de 1.991 para subir a la vera de Cristo Salvador.

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